Estaban tan zerca a la vez que
tan lejos…
Tan zerca de ellos mismos…
Tan lejos del agua potable, de esa
agua que sale del grifo.
Tan zerca de las sonrisas
verdaderas y de esa felicidad sin necesidad de aparentar.
Tan lejos de la contaminación
global de la ciudad.
Tan zerca de la vida natural; de
las playas, de los desiertos, de las montañas, de las selvas y las sabanas; y
de esos animales bellos y salvajes que por esas tierras de oro andan.
Tan lejos de una infancia
promocionada por la educación de los colegios; tan lejos de un simple lapicero.
Pero también lejos de ese “cáncer” de las PlayStations y los juegos de
ordenador, tan lejos de desperdiciar la tarde entera frente al televisor.
Y tan zerca de jugar con la
imaginación, con sus amigos, de correr libres por los campos. Pero también
zerca de una madurez precoz pues en casa todos ayudan por una vida mejor, allí
no es ‘mamá’ o ‘papá’ el que hace todo por ti, ellos desde pequeños aprenden a
vestirse, a colaborar con su familia y la vecindad. Y las mujeres son grandes guerreras pues
luchan por sus derechos, por la educación de sus hijos y el bienestar de sus
maridos. Se encargan de la casa, de la comida, del agua y de la leña… Luchan por aprender,
luchan por saber, luchan por una vida mejor, en la que no se tengan que
preocupar por el qué comerán. Y aunque tengan miedo, cada vez, poco a poco quieren dar la cara con más fuerza y que los hombres también las tengan a ellas en cuenta.
Viven lejos de una buena sanidad
donde los medicamentos no les falten, donde haya remedio para todas las
enfermedades; donde la higiene no sea un grave problema.
Pero viven zerca de la belleza
real, de esa belleza que no necesita un espejo, seguir una moda o preocuparse
del qué dirán. Su belleza natural.
Están lejos del materialismo, de
la riqueza, del narcisismo. Lejos de acumular juguetes con los que nunca se
juega, lejos de coleccionar millones de zapatos, bolsos y perfumes que ni
siquiera te echas, pues todos los reservas, para un ‘momento especial’ un
momento que según tus estándares nunca va a llegar…
Escuchan de zerca el cantar de la vida, la música de los tambores de la tierra; y la acompañan con las danzas de los ritos y ceremonias que en su poblado se celebran.
Viven lejos de un sueldo, de la riqueza del mercado del dinero y la política del empleo digno.
Pero a la vez, viven tan zerca de ellos mismos…
Tan Zerca... y tan Lejos…
...
- ¿Eso es lo que viste y viviste en
Camerún? Y ¿Por qué no te quedaste allí?
- Eso es lo que en realidad te venía a decir... Ya tengo hechas las maletas, me voy, me vuelvo allí donde la humanidad humana todavía
es real y de momento no está oxidada por esa sociedad que nos quiere manejar y
no nos deja ni pensar con libertad. Siento que es allí donde me
necesitan en estos momentos; necesitan personas que sean conscientes de lo que pasa en el mundo y que de
alguna manera quieran ayudar a la vez que ser ayudados, pues aquí todo el mundo
quiere respirar libertad.
- Pues corre, no te detengas... no dejes que nadie te frene tu carrera. Y no te preocupes que aunque te vaya lejos, se que siempre te voy a tener zerca…
Dedicado a Zerca y Lejos, esa ONG que no para de correr por un mundo más justo.
Impresionante. Uno de mis favoritos. Este lo tengo que imprimir.
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