Hay
tres cosas en la vida que son esenciales. Dos de ellas son muy fáciles y seguro
que antes de que te las diga ya las has adivinado ¿Lo estás pensando? Sí,
correcto, la familia, y lo amigos.
La
familia te marca esos primeros pasos de tu existencia. Tú no la puedes elegir,
es donde te ha tocado vivir y con quién te ha tocado nacer. Podría decirse que
algunos tienen más suerte que otros, pero a fin de cuentas tu familia es tu
familia, es esa que te cría, que se encarga de ti en los primeros momentos de
tu vida, son esas personas que te han ayudado a construir las primeras bases de
tu persona. Cuando te vas haciendo mayor, las relaciones con la familia pueden ser mejores o peores pero siempre seguirá siendo eso, tu familia; un título permanente que adquieren el día de tu nacimiento. Y en algún momento de tu vida decidirás comenzar a formar tu propia familia, sin olvidar esa que antes tenías, haciendo que a ese árbol vital le crezcan más ramas, nuevas flores y frescas hojas llenas de vida y colores.
Y con
los años, va apareciendo la palabra amistad en tu vocabulario, ese amplio
concepto aplicable tanto a los amigos como a la familia.
Porque
los amigos, son esa ‘familia elegida’, esas personas que llevan largo camino acompañándote
en tus aventuras y locuras o esas otras que descubriste no hace mucho tiempo,
pero que una bonita conexión entre vosotros, hizo que se convirtieran en amigos.
Hay amigos permanentes y amigos del momento; amigos de la mirada y amigos de
secretos; amigos de lágrimas y amigos de risas; están los amigos de biblioteca
y los amigos de salir de fiesta; y entre todos tus amigos hay unos que son
especiales, esos que sabes que siempre, pase lo que pase, van a estar ahí, esos
que les dieron forma y fuerza a la palabra amistad, y forman parte de esa, tu ‘familia
elegida’.
¿Ya has
pensado cual es la tercera y más importante esencialidad de tu vida? La estás,
en cierto modo, tocando, viendo, oliendo y definitivamente, sintiendo. Sí, eres
tú, tú mismo, tú y tu reflejo. Tú eres lo esencial de tu vida y eso que no
debes perder de vista ni un momento. Porque para que el resto de cosas de tu
alrededor funcionen tienes que funcionar tú, quererte, mimarte, cuidarte y
hacerte sentir bien. Date caprichos a ti mismo cuando el cuerpo te lo pida, dedícate
una sonrisa, disfruta un buen cuento, admírate a ti mismo mirándote al espejo,
porque tú eres lo más valioso que tienes, tú eres la pieza de engranaje que
hace que tu mundo funcione; en definitiva, tú eres el punto de encuentro de ti mismo.
- Y tú,
mamá; ¿cómo sabes que esas son las tres cosas más importantes de la vida? – preguntó
el pequeño niño en un susurro y ojos soñolientos.
- Yo no
lo sé, y tú ya lo descubrirás cuando vayas creciendo y pasando por todas esas etapa que la vida te prepara en la que el amor siempre estará presente; el amor hacia tus amigos, tu familia y hacia ti mismo. Y ahora vete a la cama que ya es tarde y sé que
mañana otra gran pregunta se te ocurrirá.
Y con
cuidado le tapó y le acarició dulcemente la cara apartándole un mechón de ese
cabello desordenado y rebelde de niño que cuestiona y pregunta curioso, sobre cómo la
vida funciona.
Dedicado a Magdalena, que estoy segura de que ya conocía esas tres esencias de la vida.
Otro precioso cuento para leer 📖, cada vez soy más adicta.
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