Y allí
estaba, mirando por la ventana como si la vida con ella no fuera. Lo único que
veía eran las gotas que golpeaban
furiosas contra el cristal y oía a los altos arboles de ahí fuera gritar.
Hacía
tres horas que se había encerrado en su habitación y durante esas tres horas
estuvo ahí, quieta, pegada a la ventana. Aunque aparentemente llevase largo
rato sin hacer nada, su mente no dejaba de pensar, no paraba de darle vueltas a
esa gran oportunidad; a esa gran oferta que ante sus ojos se presentó justo al
terminar ese gran año de Universidad. Ese día en el que te das cuenta que ya no
puedes ir hacia atrás y ha llegado el momento de hacerse mayor, tomar
decisiones y elegir un camino para comenzar.
Y allí
estaba ella tratando de elegir, decidiendo que caminos le harían más feliz.
Sería más fácil si tan sólo tuviese que recorrer el camino de baldosas
amarillas pero a ella nadie la iba a guiar. Sabía que en algún momento tendría que
echar a volar, dejar el nido de su hogar, hacer las maletas y despegar; pero
nunca pensó que ese momento fuese a ser tan repentino o le pillase tan poco
preparada.
Y las
horas pasaban…
Y allí
estaba, con un mando de la Play entre las manos, haciendo que jugaba pero sin
jugar, como si la vida con él no fuera. Lo único que veía eran las coloridas imágenes
pasar y oía el ruido de los coches derrapar. Estaba claro que ese día él no iba
a ganar, pero en realidad le daba igual, su cabeza se encontraba muy lejos de
la pantalla.
Cuando
eres pequeño no te enseñan a decidir, a tomar tu camino, a elegir. Te viene de
golpe cuando eres mayor y no tienes otra opción.
Y los
minutos seguían…
Y allí
estaban, dos almas perdidas y desconcertadas; dos personas que vivían cada uno en
el lado opuesto del mundo. Dos personas que meditaban sobre su camino, su
leyenda, ese prologo de su historia que debían comenzar a narrar, sin saber que
sus caminos gracias a esa decisión pronto se iban a encontrar.
Y los
segundos se pararon.
Y así
fue como se encontraron; arriesgándose a
perder, tomando nuevas riendas y preparados para aprender. Tras descubrirse, el
amor entre ellos surgió y a partir de ese momento supieron que sus miradas se
unieron y que seguirían caminando; creando esa senda, juntos de la mano.
Mil
caminos por recorrer, sendas que descubrir y oportunidades a conocer. Tan sólo
cierra los ojos y déjate llevar, que tu corazón sea el que marque ese camino
por el que comenzar.
Muchísimas gracias Sonia.. Es fantástico como si las palabras se identifican con la persona.
ResponderEliminarGracias, gracias y gracias.
Gracias a ti por darme tus tres palabras y hacer que este pequeño proyecto siga adelante! :)
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