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jueves, 2 de junio de 2016

Amigos. Jugar. Primos.

-¡Al abordaje marineros! Daros prisa y subir a la embarcación antes de que con tanto jaleo llamemos la atención y si el pueblo se despierta… ya podéis olvidaros del bote y los tesoros recaudados.

- Sí mi Capitán – gritan los piratas entusiasmados.

- A sus órdenes Capitán Luis el Bravo de las Cosquillas – dicen otros subiendo el motín a toda prisa.

Todos se apresuraron para subir al gran barco intentando hacer el menor ruido posible, cosa bien difícil dada la gran cacharrería que llevaban metida en los bolsillos y los cientos de collares perlados que llevaban colgados de los brazos y del cuello, así como los pesado cofres llenos de monedas. Pero finalmente todos estaban abordo y el barco estaba listo para zarpar.

- ¿A dónde nos dirigimos mi Capitán?

- Pues… ahora que lo dices, aun no lo he pensado. Bueno de momento alejémonos de las cercanías del viejo pueblo Dragonil y ahora entre todos decidimos cual será nuestro siguiente destino, pero una cosa tengo clara, deberá de ser un lugar en el que podamos celebrar nuestra victoria, bebiendo zumo de naranja con ojos de rana pues hoy tenemos dinero para pagarlo ¡Aaarrrg!

- ¿Qué tal si vamos a la Isla de Algodón? – sugiere el primero de abordo sin ninguna dilación.

- Yo he oído hablar muy bien de el Islote del Aguacate Maleante – recomendó Argos el hombre perro.

- Otra opción son las tierras de las Focas Fangosas que las conocemos y sabemos que somos bienvenidos – dice el Primo Glotón.

- Bueno, eso era antes de que uno de ustedes se metiese con las focas diciendo que hasta un mono con el culo pelado era mas guapo que ellas - añade el Capitán Luis el Bravo – por lo que creo que deberíamos evitar sus tierras por un largo tiempo…

- ¿Qué os parece la Isla de Globos de Color? – pregunta el primero de abordo como su segunda opción.

- O tal vez podríamos ir a la Isla de Cavernas Pantanosas con serpientes venenosas – dice entusiasmado Ton-Tombolin.

- ¿Para que diantres íbamos a querer ir a esa horripilante Isla venenosa? ¿estás chalado? – le responde Sugar el Gruñocete.

- Pues… no se, según me han dicho hacen un exquisito zumo de limón con esencia de diente se serpiente – le contesta Ton-Tombolin algo intimidado.

- Eso yo lo probé una vez y ¡sabe repugnante! Además no has oído que a nuestro Capitán le apetece brindar con zumo de naranja con ojos de rana? – le gruñe Argos el hombre Perro.

- ¿Qué tal si jugamos a piedra, papel o tijera y el que gane elige el destino? ¿Qué le parece la idea Capitán Luis el Bravo de las Cosquillas? – sugirió el Primo Glotón al ver que así no iban a llegar a ninguna decisión.

- No sería mala idea, pues por el momento sólo estamos yendo a la deriva, esquivando estas grandes y furiosas olas. Creo que monstruo marino de los cien ojos está despierto esta noche, a si que agradecería que decidiésemos donde ir pronto. No me apetece estar mareando la perdiz y llamar la atención del 100 ojos – dice Luis el Bravo peleándose con el timón.

Así pues, Argos el hombre Perro, Ton-Tombolín, el Primo Glotón, Sugar el Gruñoncete  y el primero de abordo, escondieron una mano detrás, en la espalda, a la vez que decían “piedra, papel o tijera” sacando al terminar la mano, todas juntas formaban un circulo. Unas mostraban tijeras, otras piedras y otras papel. Y justo en el momento en el que iban a dictaminar quien era el ganador una cabeza asoma en la habitación.

- ¿Puedo jugar yo también?

- ¡No papá! Ya te lo he explicado, en mi tripulación solos son bienvenidos mis primos y mis amigos - le contestó Luis.

- Vale, vale, como quieras pero que sepáis que “piedra, papel o tijera” es sólo para dos personas, y que si os fijáis, ninguno va a ganar la partida. Sí, no me miréis a mi, mirad vuestras manos. Las tijeras van a ganar al papel, el papel a la piedra y la piedra a las tijeras. – les explicó a la vez que se lo demostraba gestualmente – pero bueno, ahí os dejo con lo vuestro; eso sí como no decidáis pronto a donde ir el monstruo de los cincuenta ojos os va a atrapar – dijo a la vez que salía por la puerta.

- ¡Son cien ojos! – gritaron todos a la vez.

- Pues mejor me lo ponéis – dijo volviendo a asomar la cabeza por el arco de la puerta – yo que vosotros iría al Peñón de las Algas de Gelatina.

En esos momentos, sonó el timbre. Hora de despedirse. Todos guardaron los piratas en la bodega del barco y este en un lado de la habitación. No hacia falta que lo desmontasen porque al día siguiente seguirían con la aventura, navegando por las arduas aguas del mar.

Cuando sus amigos y primos se fueron Luis se puso a colocar todos los muñecos en el barco, en orden y posición, mientras esperaba que le llamasen para la cena. 
- Papá, ¿Qué hay exactamente en el Peñón de las Algas de Gelatina? – preguntó Luis una vez que ya estaban sentados en la mesa para cenar – Nunca antes hemos ido a ese sitio.

-Pues mañana sí decidís ir lo descubrireis – le respondió su padre.

-¿Tú lo sabes mamá? – dijo insistentemente.

-No tengo ni idea hijo. Ya nos lo cuentas tu cuando vayas,  pero por el nombre supongo que algas y gelatina – dijo a la vez que miraba al carrito ante el berrido del pequeño bebé – creo que tu hermano se quiere apuntar a tus aventuras marinas.

- ¡Claro, cuando sea más mayor se vendrá con nosotros! Debería empezar a pensar que nombre de pirata va a llevar… - dice Luis antes de meterse una cuchara de sopa en la boca.

De postre tenían gelatina. ¡Que sorpresa! De fresa. Su favorita. Mientras Luis la engullía en su cabeza no dejaba de darle vueltas al Peñón.

- Pero es que a mi me gusta la gelatina, pero ¡odio las algas! Me da mucho asco cuando se me enrollan en los pies cuando estamos en la playa. Pero si en lugar de algas de verdad, fuesen de gelatina… tal vez esas sí me  gustarían – se decía en voz alta a si mismo.


Esa noche, después de escuchar el cuento que le había leído su papá, se quedó pensando en ese Peñón una vez más. “Sé que mi padre no estaba jugando con nosotros por lo que si no quisiéramos no tendríamos por que ir a ese Peñón. Pero bueno, si el resto de mi tripulación quiere aunque sea podríamos acercarnos y ver si nos convence. No es una mala idea… mañana el Capitán Luis el Bravo de las Cosquillas lo sugerirá.” Y se durmió, se durmió agarrado al timón de su barco, navegando por el extenso mar. ¡Aarrg!
Dedicado a mi pirata favorito,
Luis el Bravo de las Cosquillas.

2 comentarios:

  1. Jajajaja los nombres de los lugares son buenisimos! Tienes una imaginación desbordante, como se nota esa niña que llevas dentro

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  2. ... pues anda que el de los personajes... jejeje

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