Un día una mujer me contó una cosa, un secreto que cambió
en cierto modo mi punto de vista de una parte muy importante de mi vida. Y eso,
es lo que te voy a contar ahora yo a ti. No te preocupes. Siéntate y escucha.
"Salía yo del médico, algo conmocionada por las recientes
noticias que me habían dado. Enfrente del ambulatorio había un parque
abarrotado de niños. Aun así me acerqué y me senté en un banco que ya estaba
ocupado por una madre que contemplaba cómo sus hijos se divertían jugando. En
un principio no podría decir cuantos niños tenía, pero si pude contar todos los
trastos, juguetes y mochilas que la rodeaban; eran demasiados. Bueno a decir
verdad, en esos momentos tampoco me importó ni le presté mucha atención. Yo
estaba demasiado sumida en mis divagaciones, ideas que me oprimían el cerebro
apenas dejando espacio alguno entre ellas, lo que hacía que no pudiese pensar
con fluidez sensata.
Los primeros diez minutos fueron de silencio absoluto,
solo voces lejanas de risas infantiles me llegaban en oleadas de vez en cuando,
las oía como si estuviesen en otra dimensión.
- ¿Qué? ¿Qué te han dado la noticia de que estás embarazada
y no te lo esperabas eh? No estabas preparada para que ese momento llegase. –
dijo la mujer que se sentaba a mi lado de repente, sacándome así de mi ensimismamiento.
- ¿Co-cómo lo sabes? – le dije algo titubeante.
- ¡Ay hija! No eres la primera que se sienta en este banco
con la mirada perdida y agarrándose sin darse cuenta la tripa.
En esos momentos miré hacia abajo, como bien había dicho
mi mano izquierda reposaba sobre mi tripa con la palma abierta, como si
estuviese sujetando algo muy valioso. Esa imagen de mi mano me hizo tener un
escalofrío y la quité rápidamente. La mujer de rio.
- No te preocupes, todas acabamos pasando por lo mismo.
Convertirse en madre no es algo fácil. El concienciarse de que dentro de tu
cuerpo se está creando un ser humano es algo complicado de digerir y más cuando
no te habías preparado mentalmente para ello.
- ¿Tú cuantos hijos tienes? – Me atreví a preguntar.
- ¿Yo? Cinco. Pero créeme que la primera vez que me quedé
preñada y me lo dijeron, se me quedó la misma cara de tonta que tienes tú ahora.
De hecho me vine a sentar a este mismo banco, en el mismo lugar en el que estás
tu ahora. Puede que por eso me guste estar aquí, para ver las reacciones de las
madres que serán, de los sentimientos a flor de piel, de la inseguridad
acompañada de la felicidad.
Bueno si, pero cada persona que se sienta aquí tiene una
vida diferente, unas circunstancias que posiblemente no se semejen en nada y unas
obligaciones y responsabilidades distintas. – le dije empezándome a sentir algo
enfadada con esa mujer que se estaba entrometiendo en mi vida deliberadamente y
encima decía que tenía cara de tonta.
Es una decisión difícil, lo sé y como bien dices no se
nada de ti, ni de las otras muchachas que veces antes han aposentado su culo a
mi lado. No se si tienes pareja o la dejas de tener; si tienes curro o te acaban
de echar; si estás metida en las drogas o sales de fiesta todos los días hasta
la madrugada. Da igual como tu vida discurra en estos momentos y a mi no me
importa. Pero si te diré una cosa, cuando eres madre todos esos miedos y esas
irresponsabilidades desaparecen. Sin saber cómo una gran fuerza se va
apoderando de ti, poco a poco comienzas a desarrollar una valentía que antes
lucía por su ausencia y durante esos 9 meses de espera, ese niño o niña va creciendo dentro de ti, te
va robando tu belleza, tu energía, hasta el calcio que tienes en tus dientes;
pero a la vez, te va infundiendo un amor que crece con cada latido de su
corazón. Y cuando menos te lo esperas, lo tienes en las manos y lo miras con
amor, un amor que sólo el brillo de tus ojos es capaz de reflejar."
Las palabras de la mujer se quedaron clavadas en mi cabeza.
No volvimos a intercambiar ninguna palabra pues ella sabía que en esos momentos
yo necesitaba mi tiempo para organizar mis ideas.
Ahora que han pasado los años puedo decir, que sus sabias
palabras me ayudaron a decidir, y hoy por hoy a ti te tengo aquí. Y cuando
llegase este día, quería poder transmitírtelas. No tengas miedo hija, pues pronto
descubrirás que el amor que te evoca el bebe que dentro de ti crece, te hace
ser valiente.
Para Emilia,
esa madre llena de valentía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario