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lunes, 21 de agosto de 2017

La boda de un Jedi

Como ya sabéis todas las historias tienen un comienzo, un empiece peliculero un ‘Había una vez’ o un ‘Erase que se era’. Pero no es el caso de esta leyenda, de este conjunto de palabras que unidas forman un cuento, una narración de origen galáctico; y es que el amor que se esconde entre estas letras es más poderoso que las mismas fuerzas que hacen que el universo se mantenga eterno.

Comencemos…



Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana, había un valiente y sinvergüenza piloto. Este piloto era conocido por su locura innata, por su fuerte positivismo y su insaciable necesidad de aventura. Este piloto y además contrabandista llamado Adrián Solo volaba a través de las estrellas montando en su Halcón Milenario (aunque si os soy sincera, creo que tan solo se trataba de un caballo que después sería una motocicleta). Volaba sorteando planetas, meteoritos y cometas, siempre contando con el apoyo de los arrastrados, quiero decir… de su fiel compañero y amigo Chewbacca. Juntos se adentraban en los peligros de las montañas de la Pedriza, donde con la ayuda de este piloto y líder de la Alianza Rebelde conseguían completar la misión de llevar tan solo 20 pertenencias en la mochila, y así poder correr entre los montes más rápido, en el caso de que los soldados de asalto del imperio galáctico diesen con su secreta localización (y quien dice soldados de asalto dice zombies en pleno apocalipsis). La base rebelde oculta y escondite de reuniones se encontraba en ese deseado jardín con piscina, ubicado en el planeta Yavin; donde las horas conversando se hacían infinitas. Y la azotea, era la torre de vigía desde donde protegían la ciudad apuntando con sus pistolas bláster siempre alerta a cualquier posible ataque. 

Esta persona de la que hablamos podía tirarse horas montando y planeando batallas en maquetas coloreadas; así como inmerso en la creación de objetos y muebles usando su mayor material de contrabando; los pallets que por ahí se iba encontrando. Otra de sus grandes misiones de vida era su dedicación a la enfermería, preocupado por la salud y el bienestar de las personas de la Alianza.  En su tiempo libre Adrian Solo, solía irse a cazar búfalos nocturnos acompañado de la música y el baile y cuando sonaba el 'Single Ladies' se convertía en el rey de la pista y ¡no había quien le parase!

Adrián Solo era y es, un gran defensor de la paz y la justicia. Así como un amigo de gran poder y sabiduría ya que en cualquier momento de necesidad él siempre va a estar ahí, a tu lado, para darte apoyo, escucharte y narrarte uno de es,os largos sermones propios de él, con los que se asegura que la persona con la que habla se sienta reconfortada a través de esas palabras pronunciadas desde la sinceridad y el corazón. Aquí hablamos de un seguidor del lado luminoso de la Fuerza al cual estamos orgullosos, nosotros la orden de los Arrastrados, de poder entregarle hoy un certificado profundamente merecido. Pues nos encontramos ante un verdadero Jedi.

Bueno continuemos con nuestra historia; pues este joven y alocado piloto no ha llegado aquí solo, sino que se encuentra bien acompañado. Y es que nuestro protagonista revolucionario se enamoró de nada menos que de una princesa, pero no os penséis que se trata de una princesa cualquiera. No, aquí no hablamos de una de esas princesas cursis con vestidos brillantes y pelo largo que esperan a que sus príncipes azules les vayan a rescatar. Aquí hablamos de una princesa de armas tomar, que no necesita a nadie para ser salvada de las adversidades de la galaxia, ya que se trata de una de las líderes más importantes la Alianza Rebelde, valiente en el campo de la enfermería y dedicada a exprimir al máximo la felicidad de cada momento de su vida. Esta princesa llamada Mélani Organa es una de las grandes heroínas de la galaxia así como una figura clave para la lucha por la libertad y obviamente para el final de esta historia.

La princesa Mélani Organa tenía fuertes lazo de amistas en muchos de los planetas vecinos ya que su alegre carácter y fuerza de voluntad la convertían en una persona querida y admirada. Esta princesa de sangre aventurera mantenía como prioridad recorrer el Universo y explorar cada uno de las maravillas que este escondía. Pero también tenía una pequeña debilidad, y esta era su atracción por los sinvergüenzas y destartalados; y digamos que Adrián Solo era conocido por su engreído desaliño.

La primera vez que se vieron fue en la Estrella de la Muerte, también conocida como el famoso Weatherspoon,  donde si os soy sincera se conocieron pero no se hicieron muchos caso. Eso cambió radicalmente en su segundo encuentro, una noche en la que ambos decidieron salir con sus amigos a una de las discotecas más famosas de la galaxia, llamada East. Allí por primera vez sus miradas se entrecruzaron creando una pequeña chispa de complicidad. Esa noche sus manos se rozaron. Juntos, bailaron. Intercambiaron susurros y sonrisas. El olor de sus cuerpos al acercarse y la atracción de sus miradas se convirtieron en un grito silenciado, en un silencio gritado.

Ahora, debían batallar el peligroso frente que les esperaba, un movimiento que únicamente el audaz Adrian Solo podría logar con la ayuda de la valiente Princesa Mélani. Ya que esta ideó una misión de rescate para liberar a Adrián Solo de su congelación en un bloque de carbonita y aunque esto les llevase a meterse a los dos en problemas, sabían que juntos, no habría nada ni nadie que les parase.

Entre tanta batalla contra el imperio galáctico no tenían ni un instante de descanso. Pero un día al encontrar un momento de tranquilidad, se pararon, se miraron haciendo que el giro de los planetas se detuviese y las manillas del reloj enmudeciesen para que el contrabandista y la princesa se dieran su primer beso.

Poco a poco comenzaron a formar su vida conjunta donde realizarían varios viajes de locura y pasión. Juntos descubrirían nuevos planetas; en el cual, en uno de ellos se harían una marca de amor permanente; así como en otro se sumergirían en las entrañas de la naturaleza y la salvaje fauna del planeta Tierra. Cada uno de estos viajes, forman parte de su inacabada colección de momentos y recuerdos. Los cuales a partir de hoy pertenecerán a un nuevo episodio.

Pasado un periodo de tiempo, decidieron continuar su aventura y tras recorrer un largo campo de asteroides aterrizaron en la Ciudad de las Nubes, más conocida como Escocia. Allí comenzaron a formar su pequeño hogar, su vida particular. Un lugar desde el que planearían un día tan importante y especial como el de hoy. Un escondite en el que hablarían usando un nosotros. Una guarida de ideas alocadas y secretos compartidos.

Y es que tras esa mirada de compromiso. Ese cálido saludo al verse que se convierte en un dulce hormigueo en el vientre. Esas palabras de amor dichas y las que no están dichas pero se quedan impresas en el ambiente, todos esos detalles son la firma más verdadera del sentimiento que enlaza a estas dos personas. Ese sentimiento es el que nos reúne hoy aquí, a todos nosotros para ser cómplices y partícipes de este día universal.

Pero no os preocupéis porque aquí no acaba esta historia ya que esta historia no ha hecho más que empezar; porque adivinad qué será lo que hoy, en este blanco acontecimiento nuestros protagonistas se dirán. Ella, le dirá “Te quiero” y él le contestará “Lo sé” y cuando se intercambien esos  anillos firmados por su amor y se den ese beso infinito podremos decir entonces que los planetas finalmente estarán alineados y la Galaxia será nuevamente libre.

Y aquí una servidora, la lectora de este cuento, habla desde el corazón de los arrastrados, tus amarillos, vuestros amigos. Y no solo con mi voz, sino con la de todas las personas aquí presentes. Todos nosotros ciertamente sabemos que vosotros, valientes e intrépidos enamorados haréis que la galaxia forme parte de un universo mejor, como lo habéis hecho hasta ahora. Y por ello, queremos haceros entrega de un pequeño recuerdo que será uno de los cuales marcará el comienzo de este nuevo episodio… y por supuesto, que no falte deciros “Que el amor os acompañe.”


Dedicado a Mélani García y Adrián Díaz. 
Gracias por hacernos pasar un día tan bonito e inolvidable.